En los primeros minutos ambos equipos se midieron, como observando las potencialidades y limitaciones del otro. Fue así como se notó que los bahienses dependían demasiado de los chispazos de Ángel Morales y Gimnasia apostaba todo el tiempo con las proyecciones de Álvaro Ormeño y la habilidad de Ignacio Piatti.
Se prestaban la pelota y en ese intercambio la más clara la tuvo Olimpo a los 23´ en los pies de Leandro González. El equipo tripero no tardó en responder.
Con la movilidad de Juan Neira y las subidas de Federico Domínguez el Lobo intentaba, pero no acertaba en la puntada final. Hasta los 35´ donde vino un centro de la derecha que encontró el temible cabezazo de Alonso que se desahogó y gritó como loco su primer gol desde que regresó al Club.
El partido tuvo un ritmo frenético a partir de ese gol y en una ida y vuelta interminable, se aplacó un poco la alegría porque Ulloa quedaba solo frente a Kletnicki y sellaba el empate parcial. El ritmo no decayó y sobre la hora Matías Escobar casi convierte de cabeza.
Aunque usted no lo crea
El segundo tiempo y sobre todo los minutos finales fueron dignos del viejo programa de Ripley. Mucho tuvo que ver el planteo que dispuso Sanguinetti. El 4 – 4 – 2 de la primera etapa dejó lugar al 4 - 3 – 3. Salió Mauricio Yedro y Juan Cuevas entró para darle más juego al equipo.
A los 8´ Piatti habilitó de manera excelente a Alonso que fue derribado en el área. El mismo uruguayo tomó el balón pero la ejecución del penal no fue del todo buena y José Ramírez la sacó al córner.
El partido cayó en una pequeña meseta pero sólo por unos minutos porque a los 24´ Diego Villar sacó un centro preciso y otra vez la cabeza del “Tornado” Alonso para poner en ventaja al Lobo.
A los 27 hubo un forcejeo en el lateral entre Ormeño y Ulloa pero el delantero bahiense soltó la mano de más y vio la roja.
A partir de ahí el encuentro no paró de dar emociones. El “Topo” conservaba el dibujo táctico y Olimpo iba con lo que tenía. Tanto fue que a los 45´ hubo un centro en el área tripera y Bassi no dudó en cobrar penal.
Ese fue el puntapié inicial para el plato fuerte de la tarde. Diego Barrado convirtió y todo indicaba que la cosa quedaría 2 a 2. Pero el Lobo no esperó, con empuje y sacrificio fue al ataque y Federico Domínguez tomó un rebote en la puerta del área, perforó el arco y desató la locura en la tribuna local.
Seguían pasando los minutos adicionales, Olimpo volvió a la carga pero le dejó servido un contragolpe que comandó a la perfección Antonio Piergüidi que avanzó sin marca varios metros y se la cedió a Salvatierra para liquidar el pleito.
La algarabía se adueñó de los Triperos que, por este tipo de final, no les va a quedar otra que pedir turno en el cardiólogo. La conclusión final es clara: el Lobo ganó y respira con tranquilidad.
El lobo pidió por el bosque.
Un Sentimiento, Una Pasión!
La Banda de Tito Capra.
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